26.3.07

Contrapunto


La tarde se fue otra vez
en un color anaranjado tranquilo…
la noche siempre empezaba estraña:
mientras el sol huía de la oscuridad
la luna lloraba en silencio su abandono…

Ella continuaba mirando…
el vacío rellenaba sus ojos
qué en el horizonte distante
una y otra vez buscaban…
un punto de luz
en aquel reflejo blanco
a menudo,
dibujado sobre el enorme
océano…

El cantaba una triste oración
llena de nostalgia…
En el otro lado del océano
despierto…
deseaba dormir otra vez…
olvidarse de su taller y
soñar en azul…
echo aquel otro “mundo”…
qué todos los días
tenia que decir adiós…

La felicidad siempre tarda poco…
asi és el encuentro:
Cuando se empeza
a descubrir la salvación en el otro…
otro “mundo” se abre…
el rancio de la soledad
despierta uno para su fria
realidad…
frente al océano que los separa,
único y fiel compañero
de los enamorados…